El futurismo surgió en Milán, Italia, impulsado
por Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento buscaba romper con la
tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte.
Consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y
la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril,
el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Tenía como
postulados: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración
de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo
literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una
expresión plástica.
Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida
contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el
movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio expresivo (artes
plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, música, poesía)
capaz de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de rejuvenecer y
construir de nuevo la faz del mundo.
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