El Expresionismo abstracto es
un movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción,
en concreto, las tendencias
informalistas y matéricas posteriores a la Segunda Guerra
Mundial. Surgió en los años 40 durante el siglo XX en Estados
Unidos y se difundió, décadas después, por todo el mundo. Se considera el
primer movimiento genuinamente estadounidense dentro del arte abstracto, y
ejemplo del liderazgo que, en materia de artes plásticas, asumió Estados
Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.
Pueden señalarse como características formales
de este estilo, en primer lugar, su preferencia por los grandes formatos.
Trabajaban normalmente con óleo sobre lienzo.
Generalmente son abstractos en el sentido de
que eliminan la figuración. No obstante, hay excepciones y algunos emplean
trazos figurativos, apareciendo figuras reconocibles, como ocurre con las Mujeres de Willem
de Kooning. Las telas presentan un aspecto geométrico que las hace
diferentes de movimientos precedentes, como el surrealismo.
Una de las características principales de los
expresionistas abstractos es la concepción de la superficie de la pintura como all
over (cobertura de la superficie), para significar un campo abierto sin
límites en la superficie del cuadro: el espacio pictórico se trata con
frontalidad y no hay jerarquía entre las distintas partes de la tela.
El cromatismo suele ser muy limitado: blanco y negro,
así como los colores
primarios: magenta, amarillo y cian. Los pintores
expresionistas que redujeron la obra a prácticamente un solo color, estaban ya
anticipando el arte minimal.
Este tipo de cuadros, con violentos trazos de
color en grandes formatos, presenta como rasgos distintivos
la angustia y el conflicto, lo que actualmente se considera que
refleja la sociedad en la que surgieron estas obras.
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